Ojalá la vida te aplaste,
te deje ahí,
entre charcos y baldosas rotas.
Sólo sientas suelas
aplastándote la cara,
y algún que otro perro
que por lástima te huele.
Que la mierda te infecte,
tu dolor siempre sea en creces,
y nunca te olvides lo que
supiste de mi alma.
Que tu recuerdo aumente,
y sientas que las cucarachas
se escabullen en tu mente.
Un aguijón de aveja en cada ojo,
y que tus piernas sean babosas,
y tu corazón siempre una roca.
Nunca más escuches música,
no te merecés la bella melodía.
Que la peste sea la dueña de tu vida,
y sólo sangre blasfemes,
pero en el aire,
porque ni la tierra te merece.
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