Talvez pienses que esto es fugaz,
sinsentido, que apenas la charla
termina, todo el mundo lo hace con ella.
Todo nuestro mundo.
Pero no es así.
Muchas veces te sueño,
y me despierto tan feliz,
como pocas veces lo fui.
Porque en mis sueños sólo
los sentidos toman posesión
de los hechos.
El tenerte a mi lado ya me hace estremecer,
el saber que viniste a casa,
que nos sentamos en un sillón a
mirar antigüedades y hablar
sobre los libros de tu biblioteca.
Que podemos pasar horas al
lado de una ventana, sonríendo
o en silencio.
Todo es tan sencillo y cálido
cuando estás conmigo.
Ahí, soñando efímero,
besándome de mentira,
hasta que me despierto y
leo que has escrito.
Que vos también despertaste
o te estás por dormir,
pero aún piensas en mí.
Tremendo tremendo.
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